ROSA DE PASTRANA
A la rosa que arranqué en la plaza de la Hora de Pastrana en el viaje por la Alcarria que hice hace año y medio, y que todavía conservo.
Ya se secó el zumo de tu espíritu
ya no te arropa el viento de la noche
desde que te arranqué del magnífico
hogar, tu árbol de la plaza por derroche.
Rosa, fueron mis ansias como un beso
que se ofrece al arrullo de la tarde
cuando el lucero decide escaparse
para volver pronto -¿quién sabe?- nuevo.
Tu remota vida se fue escapando
como horada el Arlés este gran valle
como mis manos toman por el talle
las nieves de una morena por regazo.
Y ahora, débil ya de tu gran suerte
de ser farolillo rojo encendido
de la plaza de la Hora, tu muerte
me ofrece el fósil de tu olor herido.
miércoles, 10 de agosto de 2011
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