*Premática: "La ley que se promulga, en razón de las nuevas ocasiones que se ofrecen en la república para remediar excesos y daños"
Nos, la Razón, sustento del progreso de la Humanidad entera, y por ello el mejor reformador y reparador de costumbres que, junto con Nuestro amigo y aun diríamos que hermano Sentido Común, hay en estos reinos y en todos los del orbe, y que en Nuestro afán de protección y generosidad para con Nuestro padre y, a la vez, hijo, el Hombre, acordamos y decidimos en dar estas nuevas leyes que no tienen otro objeto que acabar con ciertas lesivas costumbres de los gimnasios y que serán enumeradas por orden de gravedad; y como no en siendo por Gravedad como ellas solas y sin ayuda caen al suelo y se despedazan, que en la Sociedad, a decir verdad, nunca las cosas son tal sencillas como en la Ciencia, serán acompañadas por su respectiva sanción que habrá de ser cumplida sin demora para la higiene mental de los que cumplen las más elementales normas de civismo, virtud que, a fuerza de escasa, creemos debería ser recompensada de alguna u otra manera.
Otrosí, porque no es posible expedir e impartir justicia sin aplicar todo el celo y energías ni tampoco sin funcionarios competentes que la lleven a término, y como Nos, por la mucha falta de ídem que en la sociedad encontramos, hemos de reparar y desfacer en muchos ámbitos de la vida más faltas de las que quisiéramos y podemos, creemos que deben ser oficiales de la mayor confianza los que ejecuten, llevados por su buen juicio, prudencia y sabiduría, las disposiciones que mandamos; por tanto, y apoyándonos en Nos mismo —que no por casualidad ni dádiva nos dieron tal nombre— nombramos y señalamos por jueces a sus mercedes Arnold Alois Schwarzenegger, Ronald Dean Coleman, Mr. Proper, Karl Malone, Mr. Muscle y Heracles (hijo de Júpiter), los cuales creemos que, en materia gimnástica, son los mejores guardianes y administradores de justicia que en los universos existen, pudiendo prender, soltar y castigar como si Nos fueran.
1. Primeramente, los que hablaren en parecidos términos a que si estuviesen en una discoteca o taberna, y rieren de manera que descoyunten sus quijadas y suelten filipos por la boca y tuerzan la faz y mientras se afanan en tan deleitosas y malquistas actitudes no se dediquen a la tarea para que le fueron —ejercitarse—, serán considerados necios integrales y condenados a un año sin batidos proteicos o productos similares.
2. Los que, atentando contra toda preceptiva en lo que a higiene y seguridad se refiere, para ejercitarse llevaren chanclas como en la piscina serán considerados necios absolutos y condenados a llevar bailarinas, si fueran varón, y alpargatas de lona, si fueran hembra, en su vida cotidiana durante todo el invierno sucesivo.
3. Los que, en los descansos entre serie y serie, se miran en uno o en varios espejos muy seguido, esperando encontrarse más fuertes o no haber menguado en pocos minutos, serán considerados necios sin enmienda y condenados a no llevar gafas de sol a lo antiguo, camisetas ajustadas, camisetas de tirantes ni pantalones marca-verga durante un año.
4. Los que, conculcando la etimología del castellano, antes de ejercitarse usaren la palabra "tirar", no habiendo nada que tirar de no ser las pesas de mala manera, serán considerados necios aborregados y condenados a leer tres libros de Henry Miller o de cualquier otro autor que el tribunal considere especialmente cargoso.
5. Los que, al poco de llegar al gimnasio y se encuentran a un conocido, dijeren: "qué, ¿tirando un poco?", por hacer una pregunta cuya respuesta es más que obvia; otrosí, a los que, siendo o no preguntados, dijeren, cuando es obvio: "pues nada, a tirar un poco", habiendo en nuestra rica lengua más frases que poder encadenar, cosas en el mundo suficientes de las que poder hablar y saludos tajantes si no se quiere plática de ningún tipo. A todos ellos se les consideradará necios lenguaraces y serán condenados a ocho meses sin poder ejercitar la parte del cuerpo de la que se sientan más orgullosos, a lo que, por utilizar el verbo que no pensamos repetir, se añadirá la pena del apartado anterior.
6. Los que, ejercitándose, gritan y jadean como búfalos, no en siéndolo, por darse tono de grandes culturistas o por creer que así levantarán más o para que que todos vean lo que han levantado o por atraer la atención de una moza garrida o por cualquier otra causa, serán considerados necios en toda su extensión y condenados, durante tres meses, a comer nada más levantarse por la mañana y acompañada de hojas de tomillo que recolectarán ellos mismos carne de búfalo cruda (si en sus reinos la hubiere) o, en su defecto, de cualquier otra res regalada.
7. Completando la anterior disposición, y para que no haya lugar a acusaciones y prendimientos injustos, está permitido el resoplido propio del esfuerzo, mas excediéndose de ciertos decibelios cuyo número Nos fijaremos en una circular al efecto, se le considerará búfalo y necio y habrá de cumplir la misma pena que en la anterior disposición fijada.
8. Los que se miraren en los espejos muy seguido, ora de frente, ora de derecha, ora de izquierda, ora de espaldas, componiendo figuras como de la baraja o como de un pase de modelos, esto es, arrugando el ceño, encrespando los labios, enarcando una ceja y entrecerrando los ojos, serán considerados necios con alto grado de deleznabilidad y condenados a ejercitarse en un gimnasio sin ningún espejo, ni siquiera en el escusado.
9. Los que, aun siendo canícula, llevaren puestas muchas prendas para aparentar más volumen corporal y/o por creer que así perderán más tejido adiposo serán considerados necios de solemnidad y condenados, durante sus francachelas de fin de semana, a salir encebollados en ropa de deporte tal y como es su costumbre de ir al gimnasio, no pudiendo quitarse ninguna prenda ni en los garitos más calurosos, concurridos o elegantes.
10. Los que, habiendo mozas bizarras de nueva apuntación, les hablaren de primeras con superioridad y como si fueran niñas y les enseñaren el gimnasio como si fuera su casa jactándose de su gran conocimiento en materia gimnástica, serán considerados necios contumaces y condenados a salir del gimnasio en cuanto una moza se presente y ejercitarse en los momentos en que el gimnasio se hallare libre de presencia femenina. Asimismo, se aplicará dicha pena a los que incurrieren en las siguientes faltas:
-Hicieren una serie de cualquier ejercicio en sus cercanías, procurando componer cara de esfuerzo y énfasis en el músculo trabajado, a lo que se considerará agravante hacer como si no se dieren cuenta de la presencia de la moza.
-Miraren por los espejos, pudiendo ser éstos de uno hasta cuatro, y jugando con los reflejos, por ver a la moza y cuando ésta no se diere cuenta.
-En sus cercanías metieren barriga o sacaren pecho como engallándose o llevaren los brazos como si no los pudieran juntar al cuerpo o alzaren la voz por llamar su atención o intentaren levantar más peso del que pudieren.
-Habiendo lugares más a propósito para hacer un ejercicio, eligieren uno muy cercano a la moza por que le vean; se considerará agravante mirarla por los espejos mientras realiza el esfuerzo, habiendo peligro de desconcentración y, por consiguiente, de accidente o de ventosidad mal lograda.
11. Los que en la conversación reincidieren en hablar de coches, motos y otros vehículos motorizados serán considerados necios garrafales y condenados a chupar en ayunas el tubo de escape de uno de esos vehículos con el motor encendido durante un minuto; se considerará agravante el decir muchos números y siglas como si hablasen en clave, y a la pena que acabamos de dictar se le añadirá la del artículo número 4.
12. Los que, con propósito de que le alaben a sí mismo por lo mismo que dicen, ponderaren las virtudes gimnásticas de uno, verbigracia: "menudo brazo tienes", si el que lo dice tiene mucho brazo; o "cada día tienes la espalda más ancha", si el que lo dice se distingue por lo mismo, se les considerará necios irredimibles y vanidosos y se les condenará a enamorarse de sí mismos durante seis meses, no pudiendo en ese tiempo enamorarse de cualquier otra persona fuere del sexo que fuere.
13. Los que, rebasando lo que la discreción aconseja, gritaren a los cuatro vientos las conquistas amorosas del fin de semana e hicieren laudatoria de las exhuberancias corporales de la conquistada, por no parecernos de buen tono publicitar lo que sólo en la intimidad debe ventilarse ni de caballeros hablar de una mujer como si se la quisiera vender o como si del más alto escalafón fuese lo conquistado, y sabiendo además como Nos sabemos que es costumbre entre los que así hablan mentir más de la cuenta o, al menos, exagerar la nota de lo que en realidad aconteció, serán considerados necios perpetuos y sin posibilidad de enmienda y directamente condenados a no pisar gimnasio alguno durante seis meses, tras los cuales se les permitirá volver a ejercitarse con la condición de que no haya ninguna fémina menor de 40 años en su recinto; si las hubiera, los condenados deberán salir y regresar cuando la última haya salido.
14. Los que se ejercitaren con un peso determinado, sabiendo desde los principios que no podrán levantarlo según las directrices de la musculación aconsejan, serán considerados necios a porfía. No los condenaremos porque consideramos que bastante condena es ya para el necio hacer un esfuerzo que no tendrá recompensa, por lo cual les permitiremos proseguir con su necedad. Agravante es pedir a otro que le ayude, por molestoso y por suponer pérdida de tiempo para el ayudante, por lo cual les condenamos a no recibir ayuda y a levantar, si pueden, el peso para el que creen estar preparados.
15. Los que, por mirarse de perfil en un espejo mientras caminan, tropezaren con una mancuerna y se hicieren daño, serán considerados necios de marca mayor y condenados a aguantar el dolor que merecieren por su necedad.
16. Los que, sabiendo que alguien acaba de empezar con un aparato determinado, le preguntaren: "¿te queda mucho?", siendo más propio decir: "¿podemos turnarnos?", serán considerados necios falsarios y condenados a abandonar el aparato en que estuvieren si éste fuese requerido por cualquiera.
17. Los que dijeren, a modo de comentario muy gracioso y original, "correr es de cobardes", serán considerados necios vulgares y condenados a ver durante un día entero una tira de humor de Los Morancos.
18. Los que continuamente buscaren mirarse en los espejos que a su entender hagan mejor figura [más fuerte para unos, más flaco para otros], conociendo el engaño, serán considerados necios absolutos y condenados a ejercitarse siempre delante del espejo que peor impresión de sí mismo les dé.
19. Los que, habiendo para tal menester monitor titulado, dieren consejos gimnásticos no pedidos haciendo con ello jactancia de sus conocimientos, serán considerados necios pretenciosos y lenguaraces y condenados a trabajar gratis durante tres meses en el gimnasio donde estuvieran inscritos, a razón de ocho horas diarias, pudiendo por tanto sus consejos ser requeridos por cualquiera y en cualquier momento y estando obligados a dar los mismos consejos y con el mismo énfasis con que los daban anteriormente. Si los consejos no pedidos solían darlos a mozas garridas, como Nos sabemos que ocurre con harta frecuencia, se añadirá la pena establecida en el artículo diez, una vez concluida la condena que Nos damos en el artículo presente.
20. Los que, terminado un ejercicio, dejaren las pesas montadas en la barra y sin intención alguna de recogerlas y colocarlas en su lugar se fueren a otros menesteres o directamente salieren del gimnasio, serán considerados necios morrudos y condenados a llevar en una mochila durante un mes de su vida cotidiana el peso que dejaran montado.