"Soy nostálgico, casi un “profesional de la nostalgia”, que dijo Umbral, pero yo creo que más que nada porque tengo buena memoria y amor a la vida. Me gusta en ciertos momentos recordar y edificar la realidad que ya pasó, pero cambiaría todas esas nostalgias costosamente levantadas por un segundo de vida presente plena, entre otras cosas porque ese segundo es material de primera calidad para construir en el futuro nuevas y más placenteras nostalgias.
Para los nostálgicos de verdad, que sólo piensan en sus nostalgias y en su capacidad nostálgica, es fundamental olvidarse a menudo de esa cualidad suya y dedicarse con frenetismo al presente, a ese atardecer esplendoroso, a esa velada mágica, a ese minuto de gloria en la tranquilidad de un paseo, la contemplación de un paisaje o el disfrute de una canción. El nostálgico profesional, como profesional que es, debe, cuando su instinto se lo indique, saber dejar a un lado sus bártulos de recordación y aprehender la vida en el instante, porque sólo a partir de esa dedicación plena podrá fabricar nostalgias nuevas con que extasiarse de placer en el futuro.
Las nostalgias necesitan renovarse de vez en cuando, y ningún nostálgico es capaz de detenerse en un solo instante, en una sola época de su vida, y practicar su nostalgia sólo con ese material. Es mucho mejor y más placentero diversificar nostalgias, ir formando a lo largo de la vida –a la vez que va uno ejercitando la nostalgia- tejido para el recuerdo, esto es, cada cierto tiempo olvidarse de todo pasado y centrarse con ardor en lo que va a ser nostalgia en un futuro quizá no demasiado lejano. Ir alternando etapas de presente y etapas –inevitables por el carácter del nostálgico- de pasado. Ir haciéndose e ir recordándose para a continuación volver a hacerse. Y volver a recordarse. Y volver a hacerse. Y así, ir viviendo e ir recordando que se vivió y que se vive.
Aunque quizá mejor que todo este mecanismo, un tanto artificial, sea ponerse en medio del torrente de la vida sin miedo, sin pensar en nostalgias futuras, sentir todo el peso de los acontecimientos sobre nuestra espalda hasta que creamos no poder más. Así ocurren las mejores cosas y así se hacen las mejores nostalgias, sin ser conscientes de que están ocurriendo, sin saber muy bien qué es lo que está ocurriendo."